TLP II

Trastorno Límite de la Personalidad
Segunda parte

Marzo del 2005

Se venía gestando.


Palabras claves: Trastorno Límite de la Personalidad, Bordeline, Depresión, Esquizo, Fronterizo.
Descripción: Las particularidades socioeconómicas y culturales de las últimas décadas hacían temer la irrupción de cuadros con estas características.

A fin de aportar a un mejor entendimiento de contenido y causalidades de estas afecciones vamos a ver una serie de síntomas personales en conjunto con factores relacionales familiares y sociales que van provocando esta enfermedad.

En los años 95 y 96 hemos comenzado a observar fenómenos que nos preocupaban, hoy podemos decir que consecuencias devienen de ellos. Descartemos que estas características sociales vienen desde más lejos, unas dos décadas antes comienza un tipo de cultura coincidente con estos fenómenos que hemos observado en ese tiempo.

La violencia encubierta comenzaba a primar sobre los planteos abiertos; una especia de rasgos psicopático signaban cantidad de relaciones de pareja. Esta patología significa que cada miembro de la pareja quiere cambiar aspectos nodales del otro sin explicitación alguna. Los hogares de este tipo de pareja sobresalen por querer hacer a los hijos a imagen y semejanza de lo que ellos quieren.

Esto explicaría el estado de confusión con que llegan estas personas en consulta. La despersonalización e ideas persecutorias tienen directa relación con el estar constantemente sometidos a que se les quiera moldear a gusto y ganas sin tener clara noción de que ello sucede así.

Parejas parentales que a la vez sufren por todos los años que están con este tipo de relación que resulta ser sumamente deteriorantes y que no pueden manejar, además ahora sufren por la abrupta irrupción de la enfermedad.

Con un mínimo de responsabilidad y honestidad se puede emprender un camino saludable. Lo contrario es seguir con un enfermo grave que puede ser igual, o no, en cuanto a tipo de enfermedad y persona o no.

Nos encontramos con un tipo de enfermedad en que aparecen los síntomas de otras muchas patologías psicológicas. En una posición de acercamiento y comprensión real de la persona observamos que estas dolencias son cualitativamente distintas a los otros cuadros psicológicos.

Sufrimientos y angustia acompañan los distintos signos que en este artículo describimos. Tras pequeñas épocas de calma vuelven estos estados hasta que se expanden nuevamente en una exaltación de síntomas símiles psicóticos qué, en realidad al comienzo, no lo son ya que prontamente pueden recuperar las Cualidades Básicas de la Personalidad.

Decíamos entonces en la revista mensual "30 días y usted" de junio de 1996:

. . .

 

autoritarismo y arbitrariedades son papeles jugados por distintos miembros de la familia, no es de uso exclusivo de los padres, pueden ejercerlos aún un bebé o justamente aquellos que se los ve "débiles", o hermanos entre sí. Piensen en el chiquitín que duerme indefectiblemente entre los padres, o la pobre abuelita maltratada por su yerno. . . Ambos lo hacen ejerciendo un poder autoritario que separa arbitrariamente a la pareja y entonces me planteo ¿qué beneficio tiene en esto la pareja??. . .  es para pensarlo. . ., ¿y el dulce y suave hermanito que siempre agredido logra la arbitrariedad paterna con respecto al otro??

 

una cosa es el autoritarismo y otra la autoridad, que indefectiblemente deben poner en juego los padres en su responsabilidad educadora.

 

uno de los peligros que encierra el querer cambiar esto es pasar al estilo de moda, lo light, que se dice, es decir suave, "todo está bien" y siempre, "hacete cargo vos" ¿te suena?, podemos denominarlo el quemeimportismo, estilo que lejos de cambiar la situación es lo mismo, nada más que no se nota, si hasta el nombre no es propio, personal, nuestro, es importado, impuesto.”


Julio de1996

. . .

 

 justamente el es como que, por ser esta una nueva dolencia: el comoqueismo, que asociada al quemeimportismo, todo "es como que", nada es afirmativo, con seguridad, hay hechos como estos que son o no son, no obstante no hay claridad en afirmarlos, es un que me importa que así sea.


Familias que giran en una y otra modalidad extrema, ora verticalismo a ultranza, ora liberalismo en una suerte de tierra de nadie; ora todo orden ora nada importa; ora todo fijo ora todo como venga.

Una sociedad que cada vez más está afirmando que nada se puede afirmar, escuchamos ya constantemente que no existe nada cierto, que todo es de acuerdo a cada uno.

Personas que giran entre inseguridad total y la seguridad segura, entre la temeridad absoluta y el pánico atroz, entre la capacidad para todo y la incapacidad total . . .

. . .  personas que giran entre el todo y la nada asombran a estos padres que tienen las mismas reglas del juego.

Aquelarre que contamina a todos los sectores sociales, por ende también a los profesionales de la salud psicológica, lleva a confundir flexibilidad y relatividad con maleabilidad y caos, llenando el espacio con alharacas, nombre y rótulos a estas desorganizaciones mentales; mientras tanto las personas que las padecen siguen sufriendo un caos interno cada vez más doloroso.

Es común en este tipo de consultas un grado de inmadurez importante en los la pareja parental. Padres que se complementan con sus historias de dificultades y no pueden hacer más de lo que hacen.

Familias que dan a los hijos –a uno en especial- el mando de la casa, las riendas de la organización, la responsabilidad de los hermanitos menores.

Devienen hijos que no pueden tomar la rienda de sus vidas, sus padres tampoco.
Se borran los proyectos.
El único proyecto pensable suele ser hacerse cargo de sus hermanitos y a la vez no pueden hacerlo.
El rumbo se pone difuso, se oscurece, se borra y se dibuja la desesperación.

Hemos observado en cantidad de desarrollos terapéuticos como uno u otro padre se exacerba a punto del enloquecimiento, cómo se tornan en seres sin centro ni eje, ante el estupor de ese hijo etiquetado que entra en una situación que no sabe por donde escapar mientras dice algo así “¿viste que es ella la que está loca?”, situación que a la vez alivia y aterra.

Tenemos en este tipo de tratamientos a personas que nunca pudieron ser niños  del todo ya que tuvieron que ser sus propios abuelos (padres de sus padres) en la mayor cantidad de su tiempo infantil, encontrándose ahora con que no pueden dejar de serlo totalmente.

Sorprendentemente comienzan a incorporar la inconsecuencia abandonando todo lo de importancia vital para su autonomía: estudios, deportes, grupos de pertenencias... tratamientos...

Es una tarea terapéutica acompañar a estas familias a los cambios hacia que cada uno, y en cooperación mutua, pueda dirigir su vida.

Otro fenómeno que consignamos en esa década es:

El estrés familiar.
Estar expuestos a estas situaciones dentro del hogar propio es cada vez mas habitual. Estamos en relaciones estresante justamente en el ámbito que nos tiene que servir para la distensión y la espontaneidad de ser como realmente es uno mismo.


Todos están expuesto cotidianamente a grandes choques emocionales.

Se vive en clima de amenaza constante. Subyace el miedo a estas situaciones peligrosas que no se sabe cuándo ni cómo se van a desatar ese día.


Los familiares reciben este nuevo “baldazo”: la irrupción de la enfermedad. Quedando confusos e impotentes reaccionan con más de lo mismo. Entre tanto, la persona que padece esta enfermedad entra en un creciente estupor, que queda atravesado por las reglas del juego de este tipo de clima:

-         Alteración constante que va más a fondo calando en la alteración de la identidad, autoimagen distorsionada, no se sabe quien se es.

-         Impulsividad (con similar voltaje a esos grandes choques familiares) que llevan a gastos excesivos, sexo compulsivo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida).

-         Inestabilidad afectiva -debida a una notable reactividad del estado de ánimo- ataques, irritabilidad, etc.

Familias que tienen que trabajar en su conjunto para general algún cambio en ese sistema. En caso de imposibilidad de hacerlo con el conjunto de la familia se trabaja con quienes se puede, en última instancia solamente con la persona afectada, si se cuenta con la misma para avanzar ¡adelante!.