¿Salir del closet o "pelear" hasta las últimas consecuencias?

Hola gente, ¿cómo están? Yo muy inquieto, angustiado y confundido. Por momentos me siento atrapado, eso sí, con salida, pero ésta parece demasiado difícil de atravesar. Tengo 23 años, una formación católica (con la cual estoy “en pugna”, aunque admito que varias veces el peso del castigo de Dios toca a mi puerta) y tengo tendencias homosexuales, si bien no me considero gay. Estas tendencias son de connotación sexual y no afectiva, ya que, por lo menos hasta ahora, nunca me sentí afectivamente atraído hacia un hombre. Mi deseo homosexual se refleja principalmente en mi atracción por el sexo oral hacia otros hombres, y se empezó a manifestar desde los 12 o 13 años, aunque siempre lo mantuve debajo de la alfombra. Siempre traté de ignorarlo o negarlo, aún cuando me masturbaba pensando en hombres. Sin embargo, desde que me fui de la casa de mi madre hace 5 meses aproximadamente, empecé a atravesar un cambio muy profundo a nivel espiritual. Mi filosofía de vida pasó a tener a la honestidad hacia mí mismo como medio para vivir auténticamente y mostrarme como soy hacia los demás. Sentí (y siento) que ese es el camino para vivir plenamente. El problema es que en ese proceso de honestidad hacia mí mismo, caí en la cuenta de que probablemente fuese homosexual, circunstancia que me resulta muy difícil de aceptar y que claramente resulta un escollo para lograr una mayor liberación. Lo cierto es que desde los 18 años he intentado mantener relaciones sexuales con mujeres en al menos 10 ocasiones y en ninguna de ellas pude siquiera mantener una erección prolongada a causa de la ausencia de excitación frente al sexo opuesto, lo cual fue devastador para mi autoestima. La verdad siento verdaderos deseos de poder mantener una relación afectiva-sexual con una mujer, y me produce una profunda frustración pensar que quizás eso nunca pase. Y no se debe a causas externas, como la presión social o la desilusión que pueda generar en familiares y amigos, ya que, independientemente de que sería una situación muy dura, entiendo que mi felicidad está primera. Se debe a que siento deseos intrínsicos hacia las mujeres, quiero el afecto femenino como complemento de mi autoestima varonil, y tampoco quiero negarme la posibilidad de tener hijos, si bien hoy en día no me interesa. Todo esto, sumado a la culpa de sentir que mis deseos son incorrespondidos, me generó sentimientos de rechazo y negación que me llevaron a indagar sobre las causas de mi orientación sexual. Pero tras leer varios artículos volcados en la “erudita” Internet, me siento más confundido que nunca. Es que no sé qué camino tomar ahora: si rendirme ante el deseo y aceptar (y disfrutar) mi condición, entendiendo que luchar contra la corriente puede ser un camino que sólo depare sufrimiento y frustración (ni pensar en el suicidio), o agotar los medios posibles para orientarme hacia la heterosexualidad, lo cual significaría mantenerme en el estado de inseguridad y desconfianza en el que estoy sumido a causa de mantener escondida mi homosexualidad, hasta tanto pueda “resolver” mi conflicto, si es que existe una “solución”… Y esta creencia de que existe una “solución” me llegó a la cabeza de la mano de quienes sostienen que hay formas de “combatir” la homosexualidad, sea por el camino de la terapia reparativa, o sea por el camino de Dios, que únicamente me seduce, como dije antes, por miedo al castigo de hacer lo incorrecto y no por ansias de su amor.
Todavía no hablé con nadie sobre esto. Estas últimas semanas estuve pensando, casi convencido, en contárselo a mi mejor amigo, que está viviendo temporalmente en mi casa, pero todavía no me animé.
Me encantaría saber si alguien acá atravesó un proceso similar y cómo lo enfrentaron.
Un saludo y gracias por su tiempo.