Piquitos a los hijos, ¿si o no?
No es conveniente ningún contacto con contenido eróticos con menores. No hablamos de abuso, hablamos de contactos sin ninguna intención erótica del mayor, hablamos de personas mayores -padres, hermanos, padrinos, abuelos, etc.- que amorosamente miman o demuestran su amor con conductas que en ese contexto, de lugar y tiempo, son eróticas.
Veamos sobre los besos de boca en boca, del estilo piquito; pues no está en juego los besos más profundamente eróticos, que entonces sí marcarían abuso. Decimos que son contactos de contenido erótico ya que en nuestra sociedad y tiempo son besos usados exclusivamente cuando hay un contacto afectivo-erótico, de pareja o símil. Los niños registran que son besos que no se dan otros adultos entre si.
Su práctica habitual confunde, pues un niño está conociendo el mundo y las diferencias entre cosa y cosa, entonces es una costumbre que coopera a no establecer bien los discernimientos entre diferentes tipo de relaciones, que se expresan mediante diferentes contactos amorosos.
Los chicos van captando las diferencias entre las relaciones afectivas-eróticas y las relaciones afectivas de otro tipo, mediante sus expresiones.
Por más que les pese ellos quedan fuera de las relaciones amorosas-eróticas de los padres. (No estamos hablando del complejo de Edipo, estamos hablando del vínculo afectivo íntimo y de complicidad propio de la pareja, del que ellos también quieren ser parte).
Es saludable que sientan la exclusión de vínculos a los que ellos no pertenecen: sexualidad, conocimientos o secretos de adultos, dirección del hogar, fijación de normas de educación, etc. En tanto se le esté trasmitiendo con conductas que están dentro de esos relacionamientos que son exclusivos de los padres (u otros adultos) se los confunde, se les crea la ilusión que ellos también están incorporados en esos ámbitos, o que les pertenecen. Y se crean contradicciones que complican al chico, por ejemplo, se les dice, NO, acá no estás vos, esta relación es solamente de mamá y papá y a la vez se les da permiso con: piquitos, información confidencial o correspondiente a la comprensión adulta, se les deja decidir pautas adversas a los padres, o hacer aquello que los padres han decidido que bajo ningún pretexto se haga, etc.
De vez en cuando y espontáneamente suele haber alguna expresión que pone en juego partes o actividades exclusivas de la pareja, como ser los piquitos, pellizcos en la cola, besos en la nuca, baños conjuntos... No vamos a ser más papistas que el Papa en connotar como perjudiciales y menos aún como actividades afectivo-erótica cuando no tienen nada de eso, son esporádicas, naturales y lúdicas.
La usanza habitual de estas actividades pueden estar acompañada con otras formas de relacionamiento disfuncional, como ser alianzas cruzadas, confabulaciones, dejar fuera o dominar algún cónyuge, violencia (especialmente la encubierta)... Quien se pone en esos lugares de dominio puede ser el otro cónyuge, padres u otros. Entonces, allí si que hay verdaderos problemas.
Volviendo a los piquitos, creemos además, que como usanza común y diaria, puede generar una hiper y precoz sexualización, no buscada por los adultos pero si como reacción en el niño o bien una des-erotización de la zona.
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